Desde que nos decidimos a emigrar a Canadá nuestra vida a sufrido una serie de cambios bastante importantes.
En primer lugar, estudiar francés nos ha implicado un esfuerzo bastante grande, ya que con dos chicos no es nada fácil ir a clases y estudiar. En nuestra vida si hay algo que nunca sobró es tiempo, ya que los dos trabajamos full time, vivíamos a 50 km. de nuestros trabajos, los chicos empezaron a ir al jardín, etc., etc., etc.
Por esta razón, cualquier actividad que le agregáramos a nuestra rutina, significaba sacarle tiempo a otra, y así fue que las horas de sueño fueron acortándose, y los sábados a la mañana hacíamos 100 km. para ir a la profesora de francés a preparar la entrevista.
Ante esta situación, decidimos redoblar la apuesta y nos mudamos al centro, cerca del cole, de nuestros trabajos y de las clases de francés.
Luego de la mudanza comenzamos a vender algunas cosas que en el departamento no entran, y de las cuales igualmente tendríamos que deshacernos para irnos a Canadá. Sin embargo, si bien no es fácil tener que desprenderse de cosas que uno hay logrado con no poco esfuerzo, todo sea por la causa.
Esto no fue solo un gran cambio para nosotros, sino también para nuestros hijos y para nuestras mascotas. Ya que pasamos de un barrio tranquilo y suburbano al corazón de la ciudad y de una casa con parque a un departamento en el que cuesta darse cuenta si hay sol o está nublado.
Este sábado regalamos a nestra perra Mara y nos quedamos solo con Lola, y con nuestra gata Anamá. Mara es sumamente inquieta y creo que no la estaba pasando nada bien con el cambio, por lo cual creo que su nuevo hogar va a ser mejor para ella.
Los chicos cambiaron de colegio, y también cambiaron nuestras ambiciones profesionales, dado que ante el plan de irnos, todos los esfuerzos están enfocados en el plan de inmigración.
Nuestra idea de progreso también cambió radicalmente y está enfocada completamente al mediano y largo plazo, y las decisiones de la economía familiar giran alrededor del primer año residencia en Canadá.
Por otro lado, toda esta revolución también nos ha traído cosas buenas. A pesar del esfuerzo, estamos más tiempo con nuestros hijos, y hasta a veces puedo venir a almorzar a casa. También el hecho de no tener que manejar 3 horas diarias y estar pendientes de dónde está el accidente del día en la Panamericana nos ha bajado bastante el nivel de estrés. Y también creemos que el hecho de achicarnos, es una buena experiencia como transición para lo que nos espera en Montreal.
Creo que todas las decisiones que hemos tomado son las correctas, a pesar del sacrificio que han implicado para todos, y nos dan además una motivación extra, porque nos hacen sentir que nuestro proyecto va viento en popa, y que es una etapa más para darle dale un mejor futuro a nuestra familia.
Ahora en la ciudad gris, en un barrio con muchos bares y cafés, pienso que esto es parte de la aventura, porque creemos que algo mejor tiene que haber. Y todo pasa.
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Hace 5 años
Chicos los esfuerzos son bien reconpensados, muy lindo su relato.
ResponderEliminarUn gran abrazo,
Fran
Muchas gracias!! Y los felicito nuevamente por las visas!!
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