jueves, 30 de julio de 2009

Ayer le tocó al chiquitín

Y sí, era muy probable. Le tocó al más chiquito. A las 3 de la tarde 37, a las 6 ya tenía 38 y a las 8 de la noche, con 39 me subí a un taxi y derechito para el Mater Dei.
A diferencia de lo que me pasó a mi, que tenía un cuadro gripal pero sin fiebre, a él le tocó solo este último síntoma y prácticamente ningún otro de los que una gripe supone.
Pero en fin, con esa fiebre, me urgía que lo viera un médico. Podría haber llamado a un médico a domicilio, pero seguramente llegaría cerca de la medianoche.
Así que salí a la puerta, tomé una taxi y enfilé para la clínica, y en 7 minutos estaba entrando. Ni siquiera pensé en ir a buscar el auto.
Este tipo de cosas son una gran ventaja en comparación con Ingeniero Maschwitz, en donde vivíamos hasta hace 42 días. Allá, lo mejor y más cercano es el Hospital Austral, que queda a 20 minutos en auto, siempre que no haya tránsito. Además, estas cosas siempre pasan de noche, y hay que pasar por lugares que pueden ser algo peligrosos a esa hora.
Aquí todo fue muy rápido. Me recibieron, me pidieron la credencial de la obra social, me senté en una sala de espera con no más de 3 pacientes, de los cuales solo uno esperaba un pediatra. Luego me enteré de que en realidad estaba esperando el resultado del isopado para detectar gripe A, que por suerte le dio negativo.
Nos recibió la pediatra, me hizo unas preguntas, lo revisó, me dio unas indicaciones y dijo que por ahora no era necesario hacerle el isopado. Que si en las próximas 24 hs. continuaba con fiebre, lo llevara nuevamente. Lo vestí, saludamos y nos fuimos.
Pequeña anécdota sobre el estilo argento: en el sanatorio, si vos entrás con un chico menor de dos años, te ponen una pulserita a vos y otra al niño, ambas con el mismo número de serie. Cuando salís, veirfican que las pulseritas sean iguales, las sacan y te vas.
Cuando salía, ya en la vereda, un empleado de seguridad venía corriendo detrás mío para alcanzarme. Cuando me detuve ante su llamado, más o menos desde una distancia de dos metros me preguntó si el nene tenía pulserita. "No", respondí. "Bueno, gracias", respondió el guardia, y me fui. ¿Muy seguro el método, no? ¿En mi caso era cierto, porque mi hijo tiene dos años, pero si no lo era? Las pulseritas se sacan facilmente, así que cualquiera que salga con un chico ajeno intentando robarlo, saque al chico con la pulserita en la muñeca. Además, parece que el sistema supone que un niño de 2 años y un día ya tiene recursos suficientes como para evitar por sí mismo el ser robado. Qué se yo, son esas cosas medias incomprensibles, supongo que será para cumplir con algún requisito legal, o del seguro, vaya a saber. Pero me resulta difícil pensar que realmente crean que es un método efectivo para evitar robo de chicos. Supongo que en recién nacidos será más fácil de controlar.
Así que salí a las 20.30 de casa y a las 21.15 estaba de vuelta. Impecable. Rápido y sin esperas, y además con la tranquilidad de que ante el menor síntoma puedo volver sin dudarlo.
Pero, ¿cómo hubiese sido manejar esta situación en Montreal?
En el próximo post (o quizás en el que sigue), con la ayuda de una gran amiga que vive en Montreal y tiene hijos más o menos de la misma edad que los míos, voy a tratar de recrear esta misma situación y tratar de sacar alguna conclusión.



3 comentarios:

  1. Mis mejores deseos Cacho para tu niño (dios quiera que a esta hora la fiebra la tengan bajo control) y para ti que puedas recuperarte de ese gripe tan fuerte.
    Saludos: Abel

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  2. Caramba Cacho, mi ignorancia te confundirá, jejejeje. Nathaly es mi esposa y estaba abierta su dirección de Gmail, por esto aparece su firma arriba. Creo que tengo que colocar el OpenID.
    Saludos y salud para todos en tu hogar.
    Abel
    PD: no sale con mi nombre el comentario por esto lo hago como anónimo...

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  3. Muchas gracias Abel por tus deseos!
    Te cuento que Mapa (así lo llamo de cariño)ya está bien, la fiebre le bajó y no volvió a subir.
    Abrazo

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