miércoles, 29 de julio de 2009

Vino el médico. Por ahora, falsa alarma

Hoy me levanté peor. Más congestión, unos ruidos raros al respirar y muchos estornudos, pero lo que me dejaba tranquilo es que no había fiebre.
Si bien con el transcurso de la mañana comencé a sentirme mejor, decidí llamar al médico, como para que alguien que sabe me dijera que no tengo de qué preocuparme.
El médico vino bastante más rápido de lo que me habían dicho en OSDE, así que la casa estaba bastante depelotada. Y es lógico. Papá en casa por dos días destruye cualquier rutina.
El doc me revisó, me tomó la temperatura y me diagnósticó un "cuadro de infección respiratoria".
Por lo menos eso es lo que alcanzo a descifrar del papel con jeroglíficos que me dejó (me pregunto si los farmacéuticos tendrán la piedra de Rosetta de la medicina; ¿habrá una materia en la facultad para descifrar recetas?).
También me dijo que en principio no era gripe A N1H1, principalmente porque no había fiebre, y el estado gripal que provocaba era mucho más heavy, con un gran abatimiento
(parece que te duelen hasta las uñas) y fiebre alta, pero si llegaba levantar temperatura que lo llame inmediatamente.
Recibí una condena de 72hs. de arresto domiciliario, más que nada en pos de la profilaxis del resto de la población, un antibiótico y un medicamento del cual lo único que entiendo de la prescripción es que es efervescente.
El doc también me dijo que aunque no sea N1H1 no me relaje con las precauciones y los cuidados, porque igualmente podía contagiar a alguien y ese alguien podría no pasarla nada bien, sobre todo los chicos.
Además de laburar un poco desde casa (no mucho), estoy aprovechando este tiempo para jugar con los chicos, investigar sobre Canadá (ya iré contando), acomodar algunas cosas del departamento y hacer otras de un emprendimiento personal.
Así que el doc usó sus poderes, y solo con unas palabras mágicas, me ha dado la gracia de poder disfrutar de mi confinamiento.


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