Razones para no arrepentirme - N° 3

Domingo a la mañana. Unos golpes y saltos encima de mi cabeza acompañados del ya tradicional grito "Despierta, cara de mono!" (frase salida de nuestra película de cabecera Madagascar). Café con leche con una porción de rico lemon pie (mi torta favorita) que mi esposa trajo de paso cuando fue a pasear a Lola. No hay fórmula uno, así que Play House Disney completa el cuadro. Escenario inmejorable que predispone a ver las buenas buenas nuevas que trae el diario.
Me encontré con esta en la tapa de La Nación: Se complica más la secretaría antidrogas en un caso por cocaína.
Más allá de la noticia puntual, aquí parece que todo es así.
A nadie le mueve un pelo esta noticia y está lejos de ser un escándalo, sino que lo que hace es confirmar las sospechas que casi todo el mundo tiene sobre los organismos públicos y en particular sobre los de seguridad.
Por supuesto, seguramente va a quedar en la nada. Estos sujetos darán alguna excusa ridícula como la que dieron, o alguna otra del tipo: "pensamos que era polvo del matafuegos", y algún juez dirá que sí, que eso es perfectamente posible. O tal vez todo el proceso quede anulado porque alguien firmó algún papel con tinta azul en lugar de negra.

Así que luego de haber tomado nuestra dosis diaria de pesimismo, vamos a arrancar el domingo encarando hacia el museo de ciencias naturales de La Plata.
Esperemos que no esté cerrado y que el horario que decía en el site de internet sea el correcto.

Para cerrar, dos grandes guitarras de blancos. Para disfrutar.